miércoles, 19 de septiembre de 2012

¿Besos o raíces?


Naciste hace treinta soles a mitad de media noche, con nombre de ciudad en guerra y sueño de un magno rey,  perfilando protección.

Fuiste todo lo inesperado, todo lo inevitable y todo lo contrario a lo que pensaba para mí. No sé cómo apareciste pero, al voltear a la puerta, estabas tú esperando; tal parece que entrar a mi vida era propósito inmediato.

Quise entonces imaginar mil historias contigo: historias de princesas que salvan a otras princesas, de pastores que lanzan sus redes a un río para pescar sueños y no tener ovejas que contar, de piratas que buscan tesoros bajo un arco-íris, de dulceros que fabrican besos y caramelos para describirte a ti…

Quise entonces escribir más canciones que comenzaran contigo, dibujar más vidas que terminaran en ti, recortar mis pasos para pegarlos a los tuyos, y leer a los árboles ese libro que guardaste para mí.

Quise entonces preguntarle a Dios de qué color eran tus besos, si tu espalda seguiría dibujada sobre mis tardes de Abril, quise contarle que en mi historia estaban tus pasos y que todas mis tardes sabrían exactito a ti.

Quise recorrer todas las calles de Roma preguntando por ti. Quise aprender más cosas, como caminar en cuerdas flojas para sentir si el vértigo era como el enamoramiento, andar entre ríos para descubrir si en el agua mi reflejo se aparecía en el tuyo, jugar como niños para descubrir si también eras mi infancia, o cumplir tus caprichos y jugar ajedrez solo para moldearte una reina.

Quise apostar a un amor con futuro y reírnos de aquellos que nos miran sin entender. ¿Qué deberían entender si no conocen el amor?, ¿Qué deberían de mirar si no es nuestra sonrisa?, ¿Qué deberían de aprender si no es a respetarse?

Entonces me surgieron muchas dudas.

¿De qué color es tu cabello bajo los árboles de otoño? , ¿Qué canciones cantas cuando estás triste?, ¿A qué huelen tus sueños?, ¿De quién hablas cuando no estás?, ¿Cuál es la tonalidad de tu café por las mañanas?, ¿Cuántos pájaros han rondado tu cintura?, ¿Qué hacen tantos cuadros sobre tus paredes desalineadas?, ¿Por qué si amar es simple, eres tan complicada?, ¿Cuántos libros viejos cargas cuando necesitas viajar?, ¿Por qué en unos años ya no estás aquí?, ¿Cuánto tiempo vas a regresar?, ¿Quieres quedarte?, ¿Qué necesito para ser valiente?, ¿A dónde caminan tus pies cuando las huellas los dejan descalzos?, ¿A quién pertenecen todas tus grietas?, ¿Cuántas ciudades te han pisado?, ¿En qué plaza me besaste a los cincuenta y tres?, ¿En otros mundos también eres mi mujer?, ¿Tus besos dejan raíces al despedirte?, ¿A qué sabe la ausencia cuando desapareces?, ¿Por qué llora Dios cuando habla de ti?

Quise entonces resolver todas mis dudas. Luego, decidí amar contigo.